El cerdo ibérico es una raza autóctona de la península ibérica, principalmente criada en España y Portugal. Se caracteriza por su piel oscura, sus patas finas y alargadas, y su capacidad para acumular grasa intramuscular, lo que le confiere un sabor y una textura única a su carne.
La principal característica del cerdo ibérico es su alimentación a base de bellotas durante la montanera, que es la última etapa de la vida del animal cuando se utiliza para la producción de jamón ibérico de bellota. Durante este periodo, los cerdos pastan en dehesas de encinas y alcornoques, alimentándose de bellotas, hierbas y raíces, lo que contribuye a que su carne tenga un sabor excepcional y un alto contenido de ácidos grasos insaturados.
La calidad de la carne de cerdo ibérico está determinada por la raza del animal (ibérico puro, ibérico cruzado con otras razas, etc.), su alimentación y el proceso de curación del jamón. El jamón ibérico de bellota es considerado uno de los productos gourmet más apreciados a nivel internacional, debido a su sabor, aroma y textura característicos.
En la actualidad, existen normativas de calidad que regulan la cría, alimentación y elaboración de productos derivados del cerdo ibérico, con el objetivo de proteger y garantizar la autenticidad de esta raza y sus productos.
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